Incluso desde los movimientos emancipadores que ya cuentan con unos cientos de años se ha preferido referirse a los esclavos modernos con el eufemismo trabajadores.
Esto tiene la ventaja que hace más soportable a los modernos esclavos su condición de esclavos. Pero tiene la enorme desventaja de ocultar la verdadera naturaleza de la condición esclava de los trabajadores y la magnitud de la injusticia que sufren.
Si la conciencia de una situación es el primer paso para ponerle remedio, ocultar la condición esclava de los trabajadores aleja el remedio. Y el que incurran en este error los propios movimientos emancipadores supone tirar piedras sobre su propio tejado y favorecer los intereses de la burguesía explotadora esclavista.
Aparte del mencionado error, a la generalizada inconsciencia sobre la esclavitud moderna contribuye las diferencias de la esclavitud moderna respecto a la esclavitud antigua. La moderna es una esclavitud sutil que por ello puede pasar inadvertida, mientras que la esclavitud antigua era grosera y por ello, no podía dejar de ser evidente. Pero la diferencia crucial es que en la esclavitud antigua el esclavo era propidad del esclavista, mientras que en la esclavitud moderna el esclavo no es propiedad del esclavista. Y es crucial porque la mayoría entiende que esto es lo que define la esclavitud, el que el esclavo sea propiedad del esclavista. No dándose esta circunstancia en la esclavitud moderna la mayoría no la reconoce.
Pero lo que define a la esclavitud no es la propiedad, sino la explotación. Es fácil percatarse de ello con un ejemplo. Nadie diría de una de esas mascotas como perros y gatos que se tienen como animales de compañía que son esclavos a pesar de ser propiedad de sus amos. Sin embargo, si podría decirse que es una esclava una vaca lechera que trabaja todo el día para producir la leche de la que se apropiara su amo. Ambos son propiedad de sus amos humanos. Pero unos son esclavos de sus amos humanos y otros no, porque la esclavitud no la define la propiedad sino la explotación.
Otra diferencia importante entre la esclavitud moderna y la antigua que contribuye a ocultar aquella, es el trato dispensado al esclavo por el esclavista. En la esclavitud antigua podía ser violento mientras que en la esclavitud moderna se ha moderado enormemente.
Llamar a las cosas por su nombre ayuda a entenderla correctamente y tratándose de tan tremendas injusticia a dar el primer paso para remediarlas. Todos deberíamos llamar a los trabajadores como lo que realmente son, esclavos. Eso sí, esclavos modernos porque importantes circunstancias los diferencian, pero esclavos al fin y al cabo, porque en la esencia, en lo que define la esclavitud, la explotación, ambos son iguales.