El Banco Central europeo y la condonación de deudas a inquilinos e hipotecados

La llegada de la pandemia mundial ha agravado la crisis nunca cerrada que vivía el sistema económico y la búsqueda de soluciones que nos proponen se reduce básicamente a una: fabricar más y más dinero de la nada para regar toda la economía, mano a mano, entre, digamos, “el dinero fuerte” del Banco Central Europeo (BCE) y la generación del dinero-deuda de la banca privada.

El golpe de estado financiero perpetrado por las élites financieras europeas con el Tratado de Maastricht en la creación del euro supuso que los estados renunciaran al derecho soberano de crear dinero para financiar el gasto público y se proveían de este recurso pagando un interés en los mercados de capitales generados por la banca privada en la economía real. El límite en la generación de deuda por la banca se encuentra en su contabilidad creativa (Basilea), el engaño de la reserva fraccionaria y un largo etcétera que, como todo el mundo sabe, ha llevado a un crecimiento espectacular de la deuda en nuestro país y en el mundo entero. La crisis hipotecaria de 2007 es un ejemplo.

La solución a la crisis de 2007 fue precisamente la intervención de los bancos centrales, comprando deuda soberana de los estados y deuda hipotecaria a los bancos y deuda corporativa a un selecto grupo de multinacionales a cambio de dinero fuerte del BCE. Los bancos y empresas cobraban este dinero nuevo del BCE que recibía aquellos títulos de deuda que guardaba entre los activos de su balance general. Es la llamada expansió quantitativa (QE), que ahora se ha vuelto un programa ilimitado en el tiempo. Hoy, esta intervención supone que el balance del BCE haya crecido espectacularmente hasta cinco billones de euros en títulos de deuda y la misma cantidad en dinero nuevo que ha llegado al circuito financiero de la banca privada y las grandes multinacionales. Estos cinco billones suponen ya el 42% del PIB de la eurozona. Para entendernos, si España no hubiera perdido el derecho soberano de fabricar dinero, convirtiendo en deuda gasto público, sería el BCE quien lo compraría directamente pues el BCE no tiene ninguna restricción para hacer dinero de la nada ni tan sólo en reservas de oro.

El límite en la generación de deuda por la banca se encuentra en su contabilidad creativa (Basilea), el engaño de la reserva fraccionaria y un largo etcétera que ha llevado a un crecimiento espectacular de la deuda en nuestro país y en el mundo entero

O sea, las bóvedas del BCE se han convertido en un vertedero de todas las deudas incobrables en un ciclo ad infinitum. El Banco Central Europeo convertido en el Banco Malo del continente.

La respuesta a la “Hundimiento de la Economía por Monotema” del coronavirus son las impresoras del BCE sacando humo para comprar las deudas impagables en manos de la banca privada y las grandes empresas. Pero si el dinero se crean de la nada, la solución buscada para cerrar la crisis actual y la de 2007, que de manera muy resumida hemos esbozado aquí, desnuda muchos mantras como: ¿para qué pagar impuestos? ¿Para qué trabajar si podemos tener dinero gratis? Esto explica el porqué de la renta garantizada y una larga lista que nos acerca a la clave de bóveda de las desavenencias en la Unión Europea por si se mutualizan las deudas o pasamos por el aro del poder en la sombra de la banca europea sobre los estados y los parlamentos.

El problema del Estado español, italiano o griego es que su deuda contra la banca privada ha crecido espectacularmente, ahogando los presupuestos públicos, provocando la deflación de salarios y la consolidación fiscal para honrar los privilegios de las élites financieras. La riqueza creada por el trabajo de las clases trabajadoras y populares paga plusvalías sólo en la economía productiva y la vivienda si no en la infinidad de operaciones financieras que no escapan al panóptico creado en torno a la banca privada.

Entonces los discursos de los Gobiernos y de los medios de comunicación que de esta crisis saldremos todas juntas, brillantemente expresada en los aplausos a las batas blancas o los cantos de ópera desde el balcón a la hora del confinamiento, son fabulas tan bonitas como inútiles.

El ejecutivo de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias anunciaba planes que resumidamente salvaban los ingresos de los bancos con las hipotecas y de los arrendadores con los alquileres

Una muestra de ello han sido las medidas para hacer frente a los gastos en vivienda de los hogares con hipotecas y alquileres. El ejecutivo de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias anunciaba planes que resumidamente salvaban los ingresos de los bancos con las hipotecas y de los arrendadores con los alquileres. Salvaban, por tanto, en el mercado inmobiliario vía endeudamiento de los hogares vulnerables para hacer frente a los gastos de un bien esencial como es la vivienda. Por lo tanto, eran las clases trabajadoras o bien el Estado español – vía ayudas a los hogares afectados – con el endeudamiento público que pagaba los platos rotos.

Pedro Sánchez no optó, por tanto, por la vía de legislar por ley la condonación de deudas hipotecarias de los hogares vulnerables a cargo de la banca española que tiene pillado al Ejecutivo al tener en sus manos la llave de la deuda pública y la prima de riesgo soberana. Ni tampoco por la condonación de las deudas de alquiler a cargo del poderoso lobby inmobiliario español, que sobrevive desde los tiempos inmemoriales de la frase del franquista ministro de Vivienda José Luis de Arrese: “¡Queremos una España de propietarios que no de proletarios!”

Una muestra de ello es que el plan para pagar los alquileres llegaba tarde, el 2 de junio, y con una partida de 1.200 millones en forma de créditos que generosamente sólo la banca puede crear de la nada y otros 120 millones que los banqueros también se cobrarán por intereses y gastos de gestión. Este dinero no representan ni el 5% de los ingresos por alquileres que reciben los arrendadores, según los datos de Hacienda de acuerdo con el IRPF y el Impuesto de Sociedades de los más de 3,5 millones de hogares arrendatarias al Estado .

 

La famosa frase “que la crisis la paguen los ricos” sólo se puede concretar en que la condonación de deudas de los inquilinos y hipotecados vaya a cargo de bancos y propietarios

Con un Ejecutivo postrado a los caballos de la banca, ésta se ha pasado por el forro el plan del Ejecutivo, haciendo entrar los afectados en una cadena burocrática probatoria de su pobreza de solemnidad, contradiciendo las medidas gubernamentales y obligando los hogares buscar en las ayudas de las Comunidades Autónomas una tabla de salvación. Estas, en su turno, esperaban los exiguos paquetes de ayudas estatales para anunciar otros planes que se agotaban al poco de publicarse, como ha pasado a la Generalidad de Cataluña.

La ministra Calviño, en marzo, salió al paso con que el problema del mercado de alquiler era diferente del hipotecario, pues detrás de cada arrendador hay un ciudadano. La ministra de Economía apelaba que en el mercado de alquiler un 85% de los propietarios eran personas físicas y no jurídicas. Como si el pobre abuelo dependiera del cobro del alquiler para sobrevivir. El 1 de abril, cuando comenzaba la campaña de la Renta, los más de 3,5 millones de arrendadores españoles tenían preparada la elusión fiscal por valor de más de 10.300 millones de euros. Una fiesta fiscal inasumible a cuenta del Estado que ya dura décadas y muestra que, en temas de dinero e impuestos, a la clase trabajadora nunca se le perdona nada. Como dice el inversor Warren Buffet: “Hay una guerra de clases y la estamos ganando los ricos”

“¡La suspensión de alquileres ya!”, Que la huelga de alquileres ha popularizado, era un lema con una calculada ambigüedad que obviaba, ignoraba y no ayudaba a entender que la solución para los millones de hogares más vulnerables que viven en alquiler no es más “Estado” o más “Banca Central”, asumiendo las deudas en un ciclo infinito. La famosa frase “que la crisis la paguen los ricos” sólo se puede concretar en que la condonación de deudas de los inquilinos y hipotecados vaya a cargo de bancos y propietarios. Hacer patente la necesidad de cargar el peso de la crisis sobre sus responsables es lo que permite explicar los mecanismos de creación monetaria y el expolio fiscal que beneficia de mil maneras las élites financieras y los rentistas.

salva torres, 25 de junio 2020

Este artículo es una colaboración en la revista LaDirecta y un resumen de “¡Condonar las deudas de inquilinos e hipotecados no es lo mismo que las acabe pagando el Banco Central Europeo!

 

2 comentarios en «El Banco Central europeo y la condonación de deudas a inquilinos e hipotecados»

  1. Hola celeste,
    Se entiende por defecto que en la situación actual, sin más movilización social que la que hay, la condonación de deudas con carácter de justicia social sólo puede venir de que sean asumidas por aquellos que han sido beneficiarios durante décadas e las políticas fiscales y legislativas a favor de la propiedad y que han desnudado los derechos de los inquilinos en las sucesivas leyes y reformas entorno de la Ley de Arrendamientos Urbanos -LAU-. Es posible a través de la estructura administrativa del Estado y las Comunidades autónomas dedicar esfuerzos de gestión para decidir que hogares deben recibir esa condonación y durante cuanto tiempo dependiendo de su situación económica. es una medida temporal de salud económica y democrática de reparto de las cargas de la crisis.
    Lo que no puede ser es que mientras hablamos que todos salimos juntos del COVID19 los arrendadores – propietarios- reciban este año 2020 ventajas fiscales por la valor superior a los 10.000 millones de euros – lo que dura décadas- mientras los inquilinos se ven obligados a asumir alquileres en situación de paro y sin recursos ni ayudas del Estado
    Igualmente en el caso de los hipotecados no puede ser que los deudores tengan que asumir las deudas hipotecarias mientras el BCE compra deuda a los bancos pero no a los hipotecados o a los estados.
    saludos y gracias por su comentario
    Demasiada injusticia social

  2. Supuestamente la condonación de la deuda tanto si la pagan los inquilinos , como si la pagan los propietarios , como si la paga el BCE. La pregunta del millón sería . ¿Cuánto tiempo durará esta situación? ¿ El proletariado español se sentirá, reflejado en el actual estado democrático o bien debería ir pensando en otra forma de Estado , por y para el pueblo?

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