“La escuela [TMM] busca convertirse en un programa de política económica para la izquierda reformista en oposición frontal al monetarismo neoliberal”
Nos habíamos quedado aquí. Recojo la frase: “El dinero es lo único que importa”. Dos dudas: creo entender que incluyes a la TMM dentro de la corriente poskeynesiana. ¿También los partidarios de la TMM se ven así? ¿Nos puedes citar el nombre de algún economista representativo de esa corriente? ¿Steve Keen por ejemplo?
Sí, te diría que la TMM comparte muchos rasgos comunes –también sin duda con alguna divergencia- con la matriz keynesiana. Dentro, eso sí, de su rama izquierda –opuesta al intento de integración del legado de Keynes, limando sus aristas más “subversivas”, dentro de la ortodoxia, perpetrado por Hicks y Samuelson y conocido como síntesis neoclásica- encarnada en la corriente poskeynesiana. Podríamos describir su leit motiv como la prioridad de la lucha contra el desempleo crónico, provocado por el déficit de demanda de consumo e inversión –el principio de demanda efectiva- en un capitalismo que no tiende al equilibrio de pleno empleo y el uso de las políticas fiscal y monetaria públicas como remedio: la función reparadora del Estado, cual Deus ex machina, para arreglar el engranaje averiado que provoca las recurrentes crisis capitalistas.
Así parece ser. En La moneda del pueblo, un libro de Stuart Medina Miltimore publicado por El Viejo Topo y prologado por Manolo Monereo, se señala precisamente eso que acabas de comentar:
[…] el objetivo fundamental que quiere alcanzar la Teoría Monetaria Moderna es el pleno empleo. Pleno empleo, derechos laborales y sindicales, servicios públicos y pensiones dignas, es decir, las reivindicaciones fundamentales en más de 150 años de conflictos sociales y de lucha de clases. Inevitablemente, alcanzar ese objetivo choca directa o indirectamente con aquellas posiciones que consideran que el pleno empleo de hombres y mujeres no es ya posible hoy, ni seguramente necesario. La Teoría Monetaria Moderna, sin embargo, cree posible cambiar el mundo, y argumenta cómo hacerlo; más allá del poskeynesianismo, pone de revés las actuales visiones económicas, desde la neoliberal a la keynesiana, defendiendo mediante el endeudamiento del estado una política de pleno-empleo. Una teoría turbadora, pues pone en tela de juicio conceptos universalmente aceptados, pasivamente, impuestos por las clases dirigentes.
Sí, ese párrafo que mencionas, con su tono salvífico de haber encontrado la ‘bala de plata’ que pueda ‘armonizar el capitalismo y la lucha de clases’, es muy característico de los apóstoles de la TMM. También sostienen, en el ámbito estrictamente monetario, en oposición frontal a la visión ortodoxa de la banca como intermediaria financiera entre el ahorro y la inversión, otro pilar de las teorías poskeynesianas: la teoría del dinero endógeno, creado del ‘puro aire’ por la banca privada para financiar la inversión y el crédito de consumo. Incluso el llamado cartalismo de Knapp –dinero como unidad de cuenta sin valor intrínseco creado por el estado, el dinero endógeno, por así decir, público-, otra de las fuentes nutricias de la TMM, fue ponderado favorablemente por Keynes al principio de su obra magna. Asimismo, la teoría de las finanzas funcionales de Lerner –liberar el gasto público de las ligaduras absurdas del techo de déficit y deuda, impuestas por la ortodoxia neoclásica- bebe de fuentes keynesianas –su texto de referencia es del año 46-. Y sí, como dices, los promotores de la TMM, más allá de sus polémicas fratricidas en un vaso de agua, reconocen a estos economistas –Keynes, Knapp, Lerner y el poskeynesiano Minsky- como sus padres fundadores.
El caso de Keen que mencionas, un reconocido discípulo del mencionado Minsky y autor de magníficos textos críticos con el dogma dominante de la ortodoxia neoclásica, es ligeramente distinto. Aunque pertenece a la misma tradición y comparte los postulados básicos del análisis teórico poskeynesiano, tiene diferencias en puntos concretos de carácter técnico –aplicabilidad en una economía abierta, con tipos de cambio flexibles, de los balances sectoriales, uno de los principios básicos de la TMM- por lo que no pertenece al núcleo duro de los principales apóstoles de la TMM. Este estaría formado, entre otros, por Bill Mitchell, Warren Mosler, Randall Wray y Stephanie Kelton, que son digamos los padres fundadores y los más activos publicistas –con un think tank irradiador en la Universidad de Missouri-Kansas City- de la corriente.
Además, Keen es sospechoso de herejía ya que tiene demasiada proximidad a los promotores de la corriente del llamado dinero seguro , partidarios de eliminar la creación de dinero-deuda por parte de la banca privada –muy atacados por los partidarios de la TMM por su errónea concepción del dinero fiduciario moderno- que defienden ideas “sacrílegas” como la QE para el pueblo –una especie de renta básica-, apoyada por Keen: es decir, que el banco central inyecte dinero directamente en las cuentas bancarias de los ciudadanos para reactivar la demanda. Esto choca frontalmente con los mandamientos de la TMM, enemiga acérrima de la renta básica y de cualquier idea basada en “regalar” el dinero a la gente.
En fin, disculpa la prolijidad, pero diría que, a pesar de sus diferencias y de su heterogeneidad, hay un denominador común en la convicción por parte de todos estos autores y corrientes en la posibilidad de reforma de las partes averiadas de la acumulación de capital –la esfera financiera de la fábrica de dinero pública y privada en lugar destacado- sin cambiar lo esencial del motor de la acumulación: la explotación del trabajo y la propiedad privada de los medios de producción.
Entiendo que formulas, al mismo tiempo pero sin confundirse, una descripción y una crítica. La segunda duda: decías antes que la teoría económica es una disciplina ideológica y tendenciosa. ¿No es, por tanto, una disciplina científica en tu opinión? ¿Ninguna teoría económica lo sería?