un hipotecado valenciano demuestra que su firma fue falsificada en un desahucio

Un perito judicial acredita en un informe caligráfico que el vecino de Xàtiva no plasmó la rúbrica de la orden

En la bandeja de entrada de nuestra Asociación recibimos recientemente un correo de Mariam Popa, un residente europeo, en nuestro país que se quejaba amargamente que había sido engañado o estafado por falsedad documental. Su caso ha aparecido en el rotativo Levante donde explica la siguiente historia.


Ocho años después de ser desahuciado de su piso de la calle Cerdán de Tallada de Xàtiva por el impago de la hipoteca, Marian Popa ha conseguido presentar una prueba palpable que acredita que ni él ni su hermano Iancu firmaron la notificación oficial de embargo expedida por el juzgado de Xàtiva el 16 de marzo de 2009.

Un reciente informe caligráfico de 19 páginas elaborado por un perito judicial de València los descarta «sin que quepa la menor duda» como autores de la rúbrica y el NIE que aparecían en la orden, después de cotejar minuciosamente diferentes documentos.

El estudio, al que ha tenido acceso este diario, advierte de un claro «indicio de falsificación» y concluye que muy posiblemente se intentó suplantar la firma de los destinatarios de la diligencia judicial. Marian Popa, que ha adjuntado el escrito a una denuncia formalizada hace unos días en la comisaría de la Policía Nacional de Xàtiva, confía en que se abra una investigación que permita esclarecer lo que hasta ahora no ha podido demostrar pese a llevar su batalla a todos los frentes posibles, mucho más allá de la justicia ordinaria: desde el Defensor del Pueblo, hasta la Comisión de Peticiones del Congreso, pasando por el Tribunal Constitucional y el Consejo General del Poder Judicial, donde se quejó de los obstáculos en el turno de oficio para recabar diligencias.

En la orden de aviso del desahucio aparece el número de NIE de Marian, pero la firma que lo acompaña es similar a la de Iancu, que fue su avalista hipotecario. El especialista Juan José Mateu, vinculado a la Sociedad Española de Criminología y Ciencias Forenses, sin embargo, sostiene que los hermanos no plasmaron de su puño y letra ninguno de los dos elementos en duda, rechazando igualmente una posible autofalsificación. El perito señala una «tendencia a la exageración» en la firma cuestionada y una «búsqueda de ornato» que enmarca en la pretensión «de parecerse» a la rúbrica de Iancu. Pero «a poco que se profundice en el análisis», agrega el grafólogo, «se aprecian microgestos, detalles en el arranque y escape, en los enlaces y los óvalos» totalmente diferentes entre una muestra y otra. Una tiene tendencia a la curvatura, naturalidad en el trazo y tramo vertical superior al límite álgido de la figura, mientras que en la otra «se aprecia lo contrario: una tendencia a la recta, a la artificiosidad y un tramo vertical excesivamente corto». La notificación de desahucio indicaba que el destinatario había sido informado adecuadamente y entendía el procedimiento. Sin embargo, el aludido asegura que no estuvo presente cuando se certificó el mismo.

Falta de información

Inasequible al desaliento, Marian, de 44 años y origen rumano, permanece inmerso en una larga cruzada judicial para intentar demostrar no solo que no recibió personalmente la diligencia del juzgado informándole de la ejecución, sino que la hipoteca que suscribió «en pocos minutos» contenía cláusulas abusivas y engañosas que no le explicaron. Fue desahuciado después de quedarse sin trabajo en plena crisis: dejó de pagar la hipoteca y el banco le reclamó una deuda de casi 150.000 euros por la que a su hermano y a él siguen embargándoles parte de los ingresos. El denunciante tenía muchas dificultades con el idioma cuando firmó el crédito y llevó a los tribunales la falta de información sobre el mismo. Para más inri, una inmobiliaria hoy quebrada le había entregado la vivienda sin cédula de habitabilidad y sin reunir las condiciones sanitarias y de luz prometidas.

Pese a acumular pronunciamientos judiciales desfavorables a sus pretensiones, Marian no pierde la esperanza: se muestra convencido de que un día sus denuncias serán reconocidas.

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Mariam Popa nos ha enviado la presentación de una petición al Juzgado de primera instancia de Xàtiva para revisar el caso y hacer justicia. Pide la entrega de los documentos compulsados de su ejecución hipotecaria que obran en dichos juzgados:

 

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