Recientemente publicamos este documento 1 y este otro documento 2 relativos a las contradicciones de los convocantes de la manifestación del 13-O en Madrid. La tesis de los dos básicamente criticaban que los mismos partidos de izquierda en el Gobierno del Estado que eran responsables de la Ley de Vivienda se estaban manifestando contra esas leyes por su ineficacia.
Tras las más de 20.000 personas asistentes convocadas por 39 organizaciones, los partidos de gobierno después de cantar las lindezas de sus leyes, se escandalizaban por el crecimiento exponencial de las burbujas inmobiliarias que ellos mismos han contribuido con sus parches a hinchar, tras un batiburrillo legislativo insoluble.
La manifestación de Madrid fue capaz de sacar un manifiesto de reivindicaciones (*1) que recoge demandas generalistas que a nuestro parecer se quedaban muy cortas. Tanto como las leyes que se criticaban.
Ahora delante nuestro el 23-N en Barcelona se convoca una nueva manifestación, está vez centrada exclusivamente en que hay que bajar los alquileres. El manifiesto centralizado desde el autodenominado Congrés d’Habitatge de Catalunya se ha trabajado desde un grupo motor que no tenía ni la pretensión de consensuarlo (*2). De hecho, es un manifiesto descriptivo pero sin reivindicaciones claras. Lo único claro es que bajen los alquileres. Estamos de acuerdo pero el problema es cómo?. Pero además otras grandes problemáticas asociadas a la vivienda como son las hipotecas abusivas y las ocupaciones no están siquiera presentes más allá de un mero comentario.
Hay grandes movidas políticas entre bastidores. El 22 de octubre el Gobierno con presencia del Presidente de Gobierno en una reunión con las organizaciones sociales crea grupos de trabajo para buscar soluciones a la crisis de vivienda (*3). El Sindicato de Inquilinos desistió ir al encuentro.
Por otro lado, la concreción de medidas relativas a la grave crisis habitacional que vive el país, se mezcla con las votaciones de los presupuestos Generales del Estado y los golpes de codos entre los partidos de Gobierno y una oposición de la derecha decidida a adelantar las elecciones.
Al mismo tiempo, Catalunya que ha sido pionera legislativamente en vivienda, con las llamadas leyes más progresistas del país, aunque cercenadas desde el Partido de los Jueces, durante años ha sido la comunidad con más desahucios cuantitativa y cualitativamente. El mismo Sindicato de Inquilinas que dio un sí victorioso a la ley de Contención de alquileres de Catalunya ahora ya pide rebajas substanciales sin concretar como lo piensan hacer (*4).
De hecho, las movilizaciones sociales convocadas por el derecho a la vivienda carecen de concreciones políticas claras que dejan coja una salida honrosa que pinche las diversas burbujas especulativas y financieras entorno a un derecho básico. Por nuestra parte, en el caso del alquiler proponemos 10 medidas para pinchar la burbuja del alquiler que aprobamos en debate en 2019.
El presente artículo que ofrecemos se mete de lleno en este lío. Compartimos la inquietud del economista Juan Torres respecto de la nula concreción de la rebaja de alquileres y las razones de su implementación en la actual correlación de fuerzas que necesita de unidad en las demandas sociales que permitan concreciones políticas.
Pero también queremos dejar claro, que Torres López no acaba de notar que el principal problema en nuestro país es la sociedad de propietarios y que sólo el asalto inquilino al artículo 23 del IRPF da garantías de justicia social.
Hablamos de una correlación de fuerzas y hoy con el relato y las herramientas construidas entorno a aquellas movilizaciones va a ser bien difícil romper la crisma a la Patronal del Alquiler >>>
salva torres 2024-11-20
Vivienda y Presupuestos: Podemos se equivoca doblemente
Juan TORRES LÓPEZ- Ganas de escribir. (*5)
Las condiciones relativas a política de vivienda que la dirección de Podemos sometió a referéndum de sus bases para apoyar los Presupuestos Generales de Estado y que han sido aprobadas masivamente me parecen una gran equivocación.
Lo que acaba de aprobar Podemos implica anunciar de antemano que se votará en contra de los Presupuestos que deberán debatirse próximamente en el Parlamento. La razón es sencilla: se trata de condiciones de imposible cumplimiento.
Puede ser que yo esté equivocado, pero a mí me parece de todo punto imposible que un gobierno cualquiera pueda reducir un 40 por ciento, por ley y en el marco de una legislatura el precio de los alquileres en toda España. Ni creo que fuese factible legalmente, al menos sin un cambio normativo que debería ir mucho más allá de donde puede o debe ir una ley de Presupuestos, ni tampoco económicamente.
Lo primero (la posibilidad legal de lograrlo) lo dejo a un lado porque no tengo conocimientos para pronunciarme al respecto con un mínimo de rigor. Y lo mismo debo decir de la otra condición aprobada por Podemos (prohibir la compra de vivienda que no sea destinada a residencia). Algo que, aunque fuese universalmente deseable, no creo que sea viable jurídicamente con nuestro actual ordenamiento legal. Y conste que no quiero decir que cambiarlo sea algo imposible en cualquier caso, sino que sí lo es en el marco de una Ley de Presupuestos, o incluso a mediano plazo, dada la correlación de fuerzas políticas y sociales que hay en España.
Desde el punto de vista económico, creo que quienes hayan urdido semejante condición desconocen, al menos, dos hechos fundamentales.
Aunque sea deseable (como yo defiendo) que la vivienda sea un bien público cuya provisión no dependa del mercado, lo cierto es que eso no es así, salvo en una proporción tan reducida en España que resulta prácticamente insignificante. Por tanto, para modificar los precios en semejante proporción, e incluso en una menor, haría falta -si se me permite la expresión- «reventar» el mercado. Es decir, producir una intervención tan drástica que paralizaría el intercambio de viviendas. Daría lugar a la aparición inmediata de un mercado aún más negro que el actual de la vivienda de alquiler. Y quizá un conflicto social aún más grave. La oferta a esos nuevos precios reglamentariamente establecidos se desplomaría. Y, lo que quizá sería más probable, a la larga ni tan siquiera se lograría (salvo, como digo, que se hiciera desaparecer el mercado tal como hoy día funciona) que los precios de mercado bajaran, por una segunda y sencilla razón. Actualmente, la mayor parte de ellos vienen referenciados por algoritmos vinculados a grandes portales inmobiliarios o a los movimientos de poderosos fondos de inversión, con una capacidad prácticamente invencible para derrotar a cualquier injerencia regulatoria, si tan sólo se siguen las «leyes» del mercado.
Pedir al actual gobierno de coalición que, en el marco de una ley presupuestaria, logre bajar los precios del alquiler un 40 por ciento es simplemente una quimera, una condición de imposible cumplimiento. Y exigirla equivale a señalar que, de antemano y por otras razones, no se quiere votar a su favor.
La primera equivocación de Podemos consiste, por tanto, en la formulación de su política de vivienda. Al menos, en el corto plazo del debate presupuestario. Su aportación como grupo radical (en el mejor sentido del término) hubiera sido mucho más positiva si hubiera establecido condiciones realistas, que se pudieran cumplir, en un horizonte de desmercantilización del derecho a la vivienda. He hablado de ellas en otros artículos y no voy a tratarlas de nuevo aquí.
La segunda equivocación que, a mi juicio, comete Podemos es aún más grave. Lo que ha hecho este partido es anunciar una negativa a aprobar los Presupuestos que podría dar la puntilla a un gobierno democrático y progresista (por muchas limitaciones y contradicciones que tenga, como las tiene) cuando se está poniendo en marcha un golpe de Estado de los de nueva ola. Es decir, no de los que se llevan a cabo con tanques en las calles, sino a través de los medios, la judicatura, la mentira y la manipulación de todo tipo de instituciones. Lo dijo hace unos días con extraordinaria claridad el portavoz del Partido Popular en el Congreso, Miguel Tellado: «Nuestra obligación es acabar con este Gobierno lo antes posible, y lo vamos a hacer con todos los medios a nuestro alcance».
La derecha no lo disimula, no lo niega, no lo dice con retórica, sino claramente: lo que pretende y está organizando es acabar con el gobierno de Pedro Sánchez por cualquier medio que tenga a su alcance. No con los democráticos o constitucionales, sino con cualquiera que sea efectivo para ese fin, como es fácil comprobar.
Ayudar a tumbar a este gobierno cuando está en marcha un golpe de Estado es una barbaridad que puede cometer Podemos.
No es la única fuerza política de izquierdas, eso sí, que está cometiendo barbaridades, ni la que más traiciona a sus postulados u ofertas electorales, ni la que más frustración y dolor produce por el comportamiento de sus dirigentes, ni la única que se ha convertido en un grupo en donde el debate interno y la democracia brillan por su ausencia. Pero nada de eso podría justificar el error gravísimo al que todo indica que se encamina Podemos si no rectifica.
EL PROBLEMA POLÍTICO DE LA VIVIENDA >>>
LEER MÁS >>> próximo a salir publicado
Notas:
- Greenpeace, Manifiesto 13-O Vivienda por derecho – Madrid
- Diario Público, El Gobierno crea grupos de trabajo con entidades sociales para buscar soluciones a la crisis de vivienda: «No vamos a parar».
- Plataforma X, Congrés habitatge de Catalunya. Manifest del 23-N.
- Sindicat de Llogateres, S’ha acabat! Manifestació el 23 de novembre per deixar clar que si no baixen els preus, anem cap a la vaga de lloguers.
- Juan TORRES LÓPEZ, Vivienda y Presupuestos: Podemos se equivoca doblemente.